La procesionaria y los animales.

27-03-2012

Un año más vuelve el principio de la primavera y con ella, el eterno problema de la infestación por procesionaria.

La procesionaria que más abunda en España es la Thaumatopea pytocampa o procesionaria del pino.

Son conocidas por su forma de trasladarse, yendo en hilera o procesión y también por sus nidos en forma de bolsas blancas que observamos en las ramas de los pinos, su aparición suele coincidir con la primavera aunque según la climatología de cada año, temperatura (superiores a 10º C), lluvias, etc. puede adelantarse o retrasarse.

El contagio sobre el animal puede ser directo al llamar su atención la hilera en movimiento, llevando al animal a chupar o tocar dicha hilera o bien puede ser a través de un nido que se haya caído, ya que en el exterior existen pelos de las orugas. Es más común que entren en contacto con ella, los perros y sobre todo los cachorros, por su excesiva curiosidad; que los gatos siendo estos últimos mucho más prudentes.


Los síntomas más característicos son una inflamación edematosa de labios cavidad bucal y cabeza en general. El animal empieza con una gran excitación y dolor e intenta rascarse, babeando exageradamente. Si el contagio ha sido con la lengua, en la zona que ha estado en contacto con las orugas, se produce una necrosis, con un aspecto verdoso al principio, sialorrea abundante y luego va adquiriendo un tono negruzco llegando incluso a la pérdida del trozo de lengua. Durante este periodo que, dura aproximadamente 15 días, el animal no puede alimentarse, teniendo que alimentarse de líquidos e incluso ponerle suero intravenoso o sonda. El mayor peligro existe si el contagio ha sido a nivel laringe, en este caso se produce una reacción inflamatoria que puede llegar a asfixiar al animal, teniendo que realizar rápidamente una traqueotomía. Si el perro se ha comido la oruga la toxina pasa a la sangre provocando un fallo generalizado del organismo del animal, con temblores musculares y muerte del animal.

En cuanto nos demos cuenta de la intoxicación, acudiremos rápidamente al veterinario para que le ponga el tratamiento adecuado y por el camino es recomendable lavar la zona con agua templada y jabón, ya que el calor destruye la toxicidad.
La mejor defensa es la prevención, por lo que debemos evitar pasear en primavera a nuestros perros en pinares que sepamos que están infectados por la procesionaria y si es en núcleo urbano, llamar al ayuntamiento que suele ser el encargado de parques y jardines para que tome las medidas necesarias para controlar la plaga de procesionaria que también afecta a cualquier persona, principalmente niños. Si es en nuestro domicilio es recomendable podar las ramas infectadas en cuanto las detectemos y quemar los nidos para evitar la eclosión de las larvas.