Adopción de Freeman

Freeman llegó a la perrera con una herida profunda e infectada en una pata.
Su piel estaba llena de cicatrices y pelados y su pelo pajizo, como un zapato viejo (todavía lo tiene así)
Cuando la protectora de Ibi lo sacó de la perrera, fue a una casa en acogida.
Tenía ansiedad por la comida, y devoraba todo, en unos minutos. Ahora, ya se ha calmado bastante.
A la hora de castrarlo tenía un testículo interno, alojado cerca de la columna.
Fue difícil extirparlo, y tuvieron que hacerle una incisión enorme. Se abrió dos veces y de vuelta a la clínica para coserlo. Pasó más de 1 mes y medio con el collar isabelino.
Es un perro noble, se lleva muy bien con los otros perros, y parece que no le importan los gatos.
Freeman es muy cariñoso con las personas.
Es obediente, y te sigue a todas partes.
Ahora necesita un hogar definitivo donde empezar una nueva vida.
Ven a conocerlo.